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CUADERNO DE CONFINAMIENTO-5

Llevamos ya más de 50 dias. Todavía nos queda mucho por hacer. La guerra sigue en pie. El aburrimiento y la monotonía continua igual, aunque ya tienen heridas. Por fin ya se puede volver a recorrer las calles.   El horror del confinamiento ya se disipa. Ya se siente, aunque a duras penas, el latir de la ciudad. Muy despacio, vamos recuperando el pulso, de esa urbe desértica. Los aplausos desde los balcones, gritan ya con mas fuerza y esperanza. Ya podemos soñar, imaginar con volver a dar los besos olvidados, los perdidos, los encontrados… pero la guerra sigue en pie. Hemos ganado una batalla. Y la esperanza de vencer nos hace fuertes. Seguro ganaremos esta guerra.

DIAS DE CONFINAMIENTO

El desierto tras la ventana. Tu cuerpo encerrado. Tu alma guardada.   Y tus besos recogidos. Cuarentena por cumplir.   La esperanza en el aire confinada en el suspiro del recuerdo de vivir. El sueño del deseo nos une con la seguridad de volver. Y otra vez el calor tus besos El cielo de vida llenaran. Tus abrazos llenos de alegría Las calles de nuevo poblaran. Tu cuerpo su escondite olvidara   y el alma su refugio no recordara Nada será igual, todo cambiara. Pero mañana al despertar sabrás que   todo ha terminado y de nuevo feliz tu sonreirás

PACTO DE AMOR

Todo empezó   con ese beso en el bar después de aquellas suaves y cariñosas cervezas. Tú   y yo nos besamos. Ese beso dulce   del bar me confundió pero me gustó. El siguiente ya fue definitivo para enamorarme, pero el convencimiento de que   te amaba llego   más tarde. La noche vino sin avisar y cogidas de la cintura recorrimos la avenida, impregnando de amor y besos, como dos quinceañeras, todas las farolas que salieron a nuestro encuentro.   En mi apartamento, con la puerta a tu espalda, mientras la   cerrabas de una patada, nos besamos apasionadamente. Mis manos acariciaban tu cuerpo y las   tuyas buscaban efusivamente el mío bajo la ropa. Poco a poco nos desnudamos dejando un rastro hasta el dormitorio. La pasión que nos acompañaba hizo que nos amaramos   sin medida como si no hubiera un mañana. Yo mimaba tu cuerpo entre suspiros mientras tú me respondías   acariciando mis pechos. Entre mis gemidos y caricias   apareció un “te quiero” que resonó en la habitación. Y lloramos d

ETERNAMENTE JUNTOS

Es La primera vez. Todo es amor y pasión. Ocurre en tu despacho. La besas, la acaricias, sientes como tus   manos recorren su cuerpo.   La mesa de trabajo se convierte   en una cama improvisada. Apasionadamente tiras todo por los suelos .Apenas dejas la taza de café y el ordenador en una esquina. Tus besos se mezclan con los suyos como si fuese uno sólo, prolongando tu boca con la suya. Haces el amor   con pasión desenfrenada   como si fuese tu último día por vivir en éste mundo. Miras la foto que llevas en tu cartera y lo recuerdas mientras depositas un ramo de rosas sobre una tumba. Su epitafio dice: Te esperaré siempre. Laura Montenegro 1966-1991. Es noche oscura. Llueve. Conduces de vuelta a casa. Un relámpago ilumina el tramo por donde circulas. Envuelto en un halo de niebla ves pasar un espectro. Crees que te vence el sueño. Intestas despejarte. Giras a la derecha. Otro rayo hace que veas de nuevo esa figura. Tiene forma de mujer. Contra más se acerca más la reconoces.

MARIA Y YO

Aquella tarde María me invitó a su casa. Al llegar Un rastro de sangre me alertó. Algo iba mal. Era un rastro muy especial, pues eran pequeños charcos rojos espaciados entre sí pocos metros. Al tropezar con el tercero grité: – María ¿Dónde estás? Unos sollozos me llevaron a una habitación en la que estaba tumbada en la cama con las sábanas teñidas de rojo. Sin pensarlo la cogí en volandas, recorrí el piso, baje las escaleras, la metí como pude en mi coche y   la llevé al hospital. Aún no sé cómo lo hice.   Al llegar grité a los enfermeros que me recibieron:   – Se   está desangrando. En una camilla se la llevaron al quirófano.   Mientras atendían a María, llamé a Manolo desde la sala de espera. –665-132-709 Manolo tu mujer… Unas risas y un chocar de copas me respondió al otro lado. No sé si consciente o inconsciente corté la llamada mientras mi cabeza pensaba:” para qué decirle nada. Si no le importa su mujer menos le va a importar el hijo que acaba de perder.”   Por

NOCHE FATAL

Ya llega. Esta muy guapa con esa blusa blanca y esa falda corta. Le sienta muy bien su nuevo corte de pelo. En cuanto cruce la calle, aquí que hay menos luz, la agarro por detrás y le pongo el cuchillo en la garganta. Si. Eso es. Eso da morbo. El morbo da miedo, pero eso   a las mujeres   les excita. Ya esta, ya la tengo agarrada y el cuchillo en su garganta. El miedo no le deja moverse, ahora, poco a poco, le voy a quitar los botones de la blusa con el cuchillo, uno a uno. Eso es. Y después, después le rasgo el sujetador y pasare el cuchillo por… Dios ¿por qué? ¿Qué he hecho yo para que   me viole? ¿Será porque tengo relación con Juan en vez de con él? Quiero llorar pero no puedo. No esperaba que fuese un sádico…si parecía tan normal… ¡Ay dios! Me está arrancando los botones de la blusa. Si me muevo me mata. ¡ Por favor, por favor dios, que no pase de ahí!. No. Eso no. Me   está rasgando el sujetador. Quiero gritar pero un nudo en mi garganta me lo impide, además si grito